A propósito de las vírgenes de Cartago.
En nuestra sociedad occidental el concepto de virginidad ha sido debidamente manoseado, por el embalaje cristiano que nos trajeron de Europa. Este cristianismo ha recogido durante milenios diferentes tipos de filosofías y formas de ver el mundo. Uno de ellos es el maniqueísmo, que dice que el cuerpo es malo y solo lo espiritual es bueno. Y aunque el maniqueismo fue condenado como herejía, sus enseñanzas quedaron en el subconciente cristiano y católico.Entonces, cualquier encuentro carnal, es sucio y malo. Quizá la ortodoxia no lo dice abiertamente, pero en la práctica, suele tomarse de esa forma. El acto sexual no es algo que sea visto como parte de la espiritualidad. Hacer el amor, en el concepto cristiano, jamás será equiparado a orar, o "ir a misa".
Por eso, es que la virginidad, como ausencia de contacto sexual, ha sido tan importante en la práctica católica. La única forma de acercarse a Dios es siendo puro, y la pureza implica no tener contacto sexual, porque el sexo es algo que te aleja de Dios.
Tan es asi, que la leyenda alrededor del nacimiento de Jesús necesita que nazca de una virgen, al igual que muchas otras deidades de la antigüedad, como Mitra (dios Persa), el semi-dios Perseo, Krishna, Horus (que nació de Isis, vírgen).
Asi, la virginidad está asociada a la pureza, que a su vez, está ligada a poder acercarse a Dios.
En las religiones orientales, el sexo no es visto como un alejamiento de Dios, si no al contrario. El Tantra permite ser el "camino corto" a la iluminación. A su vez, el Kama-sutra es un compendio de aforismos del sexo (no es sólo un libro de posiciones sexuales, como nos ha llegado en la interpretación accidental)
Pues bien, para ir concluyendo. Si una mujer quiere consagrarse virginalmente a su Dios, no tengo ningún problema es su decisión y su forma personal de acercarse a su divinidad. Y si con eso no se daña a si misma, ni a ninguna otra criatura, esta bien que lo haga.
El único problema que veo en ese mensaje es que el sexo es sucio, y que la dignidad de las mujeres puede ser reducida a un himen.