5 de agosto a las 18:00 horas UTC se informa de un derrumbe en una pequeña mina en San José, desierto de Atacama Chile. Hay desesperanza y lágrimas.
12 de agosto, el ministro de minería hace un anuncio macabro: Hay pocas esperanzas de encontrar los mineros con vida.
22 de agosto, se saca de una de las barras de sondaje un papel con un mensaje escueto: "Estamos bien en el refugio, los 33". Ese es el inicio de una de las labores de rescate mas impresionantes de los últimos tiempos. Tres perforadoras inician la excavación para rescatarlos.
13 de octubre, a las 00:10 hora de Chile el primer minero sale a la superficie, con todos los ojos del mundo llenos de lágrimas de alegría. De alguna forma, todos nos emocionamos con el rescate.
69 días a 622 metros de profundidad, siendo uno de los eventos mediaticos más vistos en lo que va de este siglo.
Pero hay varias lecciones que aprendí en medio de esta crisis con final feliz.
Espíritu Positivo: Uno de ellos es el minero Mario Sepúlveda, que salió lleno de energía. El fue uno de los que mantuvo a todos con buen ánimo. En momentos de crisis, es donde se logra medir el espíritu humano. Una persona positiva puede contagiar a los demás e inyectar esperanza aun cuando no se vea la luz al final del túnel.
Trabajo en equipo: cada uno fue haciendo exactamente lo necesario, porque sabían que su vida dependía de ello. Sabían las capacidades y conocimiento de cada uno y formaron un equipo para realizar las tareas de acuerdo a sus capacidades en bien del grupo. En un ambiente laboral esto es importantísimo. Todos estamos "en el mismo barco" y es necesario hacer las tareas en bien del grupo.
Jefes: el último en salir de la mina fue el jefe del turno, un turno de 69 días. El jefe es el que debe velar por el bienestar del grupo. No debe "salir" hasta saber que el último de sus subalternos está a salvo. El jefe no es el que "manda", sino el que allana el camino para que sus subalternos hagan su trabajo de la manera más fácil posible. Eso lo convierte en un líder, no en un "mandamás".
Hacer su trabajo: Al salir Luis Urzúa, el "jefe" (líder natural del grupo) agradece al ingeniero de comunicaciones por facilitarles las comunicaciones. La respuesta del ingeniero fue simplemente asombrosa: "A mi me dijeron que tenía que comunicar 33 mineros y eso fue lo que hice". No se debe dar las gracias a un empleado, cuando simplemente está haciendo su trabajo. Es una lección de humildad y de cultura organizacional que me dejó sorprendido.
Manejo de crisis: el gobierno chileno manejo la crisis de una manera excepcional. No se enfocó en perder tiempo buscando los culpables. Las prioridades estaban bastante claras: primero las vidas de los mineros, luego, sentamos las responsabilidades. Y a partir de ahi, hicieron las cosas de manera correcta terminando la crisis con un éxito. No sólo los colocó en la mira mundial, sino que los puso con admiración y respeto. Un mal manejo de esa crisis, los hubiera puesto en entredicho con sus coterráneos y con la opinión mundial. Pero fue todo lo contrario: el mundo entero les envió muestras de respeto y admiración.
Nuevos medios: Si el rescate hubiera sido unos 10 años atrás, quizá no hubiera tenido el impacto que tuvo en esta época. A todos nos puso tan cerca de la realidad de ellos, que hasta descendimos a las profundidades de la mina y casi "vivimos" su rescate. Fue impresionante ver bajar la cápsula y verla salir. Eramos espectadores de primera fila. Una realidad que nos tocó vivir tan cerca, que los mineros chilenos casi se convirtieron en "vecinos" nuestros. El tiempo y la distancia se diluyeron en una débil línea que sentía que estaban siendo rescatados en la sala de la casa. Ya no existe el tiempo, ya no existe la distancia. Un drama a miles de kilómetros se convierte en "nuestro" con solo un click.
En este momento, 13 de octubre 21:55 hora de Chile (00:55 del 14 de octubre UTC) sale el último minero, culminando con éxito la operación de rescate.